En las manos de dios

En estos últimos meses no ha sido posible escribir aquí y dejarles saber que está pasando, porque en verdad han sido 18 meses de cambios constantes y me he sentido más en un periodo de adaptación día a día, como muchos de ustedes saben Dulce y yo estuvimos juntas desde el 2012 y el año pasado salió sin saber si regresaría y esto fue un cambio brutal para mí, me sentí sola en todo sentido. Pero Dios está siempre de nuestro lado dejándonos saber que él tiene el control de todo... debido a la salida de Dulce el equipo de trabajo creció y también recibí estudiantes de la universidad en dos tiempos diferentes y Maria vino para estar medio tiempo y luego Katja se integró de una forma más permanente en este ministerio de los misioneros, lo que fue en verdad una bendición. 
Tambien es bueno compartir que en el medio de estos cambios hay algunos muy buenos, como que Dulce se reintegró nuevamente, Katja al terminar sus dos años como misionera de largo plazo decidió quedarse y formar parte del equipo de trabajo de Santa Margarita, pedimos oraciones para ella para que siempre pueda escuchar la voz de Dios y encontrar gozo trabajando con los pacientes que llegan a nuestra puerta.


In these last months it has not been possible to write here and let you know what is happening, because the truth is it has been 18 months of constant changes and I have felt more in a period of adaptation day by day. As many of you know, Dulce and I were together since 2012 and last year she left without knowing if she would return and this was a brutal change for me. I felt alone in every way. But God is always on our side letting us know that He is in control of everything... due to Dulce's departure the work team grew. I also received students from the university at two different times and Maria came to be part-time. Then Katja was integrated in a more permanent way in this ministry of the missionaries, which was really a blessing. 
It is also good to share that in the midst of these changes there are some very good ones, such as that Dulce reintegrated again, Katja at the end of her two years as a long-term missionary decided to stay and be part of the work team of St. Margaret, we ask prayers for her so that she can always hear the voice of God and find joy working with the patients who come to our door.

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